EMPEINE III, ‘enfermedad del cutis, que lo pone áspero y encarnado, causando picazón’, fué primitivamente *empeíne y viene del lat. vg. էMPEDզGO, -զGէNIS, íd., alteración no bien explicada del lat. էMPETզGO, quizá por contaminación de IMPEDIRE ‘estorbar, entorpecer, molestar’.

1.ª doc.: APal. 216b, 359d1; Nebr. («empeine: impetigo»).

Después de estos lexicógrafos se halla en C. de las Casas (1570), Percivale (1591)2, Oudin y Covarr.; se lee también en Laguna (1555). Junto al port. empigem está el gall. empinxe3 (Orense), impinxa (Pontevedra), Lis Quibén, RDTP I, 304-5; leon. de Babia y el Bierzo empizna ‘herpe, efélide’ (Gn. Álvarez). Una forma arcaica, de tipo fonético vasco-aragonés, y con conservación de la -T- del latín clásico, es el nav. riberano petín «sarpullido...» «mancha herpética...» (Iribarren), riojano íd. «eczema en la cara» (Magaña, RDTP IV, 293). Como ya indicó M-L., ZRPh. VIII, 229, el cast. empeine y el port. empigem o impigem postulan un lat. vg. IMPEDզGO en lugar del clásico IMPETզGO, forma aquélla que quizá se explique por influjo de IMPEDIRE (no IMPEDICARE, como dijo M-L., que no ha dejado descendientes seguros en el romance hispánico, mientras que IMPEDIRE, -ESCERE, dejó empecer); IMPEDIRE, en efecto, se aplicaba especialmente a las enfermedades: morbo impeditus, Cicerón, Verr. 3, 63. En realidad IMPEDIGO no es forma hipotética, como admitía M-L., sino documentada en un glosario latino bastante antiguo, el del códice Vaticano 1260 (CGL III, 602.254), conservado en ms. del S. X, y caracterizado por contener muchas voces del latín vulgar, entre ellas varias típicamente hispánicas, como sarracla ‘cerraja’, cicala ‘cigarra’ y sarma (errata por sarna); otra forma relacionada, pendigo (que quizá deba enmendarse en pedigo), se halla en el Dioscórides latino escrito en Italia en el S. VI5. Los demás romances han conservado IMPETIGO (it. impetiggine, Badia ampedin) o PETIGO (Gardena pédin ‘herpe de la vista’, ASNSL CLXVI, 282; Lucca pitiggine, napol. petinia, calabr. pitíyina, rum. pecingine, Rom. LIII, 201). Además de la citada explicación de IMPEDIGO por etimología popular, podría pensarse en una variante arcaica y etimológica6 pero esto es más dudoso.

En cuanto a la evolución fonética, el cambio de IMPEDIGINEM en empeíyne, empeíne, y luego empéine, con traslado de acento a la vocal más abierta (como en veínte > véinte, reína > réina), es regular, y en nada difirió de los demás casos del sufijo -IGINEM, al principio, hasta que en éstos se perdió la -e tras n, al mismo tiempo que BENE > biene pasaba a bien, convirtiéndose holliyne (FULLIGINEM) en hollín, y así herrín, serrín, orín, mientras se conservaba en empeine por hallarse tras diptongo; en Salamanca, empeíne se cambió en *empine y luego empina, por influjo del género, que en latín era y allí sigue siendo femenino; empina tiene además la ac. secundaria ‘corro de hierba más crecida que sobresale en un prado’ (Lamano).

En la ac. ‘hepática, planta criptógama parecida a un musgo’, empeine se halla ya en C. de las Casas (1570) y en Oudin; no es seguro si el nombre se le dió porque se emplea en la cura de los empeines (como afirma la Acad., quizá guiándose por el paralelismo del otro nombre hepática, que alude a otra propiedad curativa), o porque en su calidad de musgo «que se extiende en las superficies húmedas y frías» se podía comparar con un herpe; esto es lo más probable: comp. empina, arriba; modernamente, además, en Andalucía, se ha aplicado a la flor del algodón [Acad. ya 1843].

DERIV.

Empeinoso [Nebr.].

1 «Inpetigo es enpeyne, vna manera de sarna alta y aspera, y que cresce en redondeza y afea la fermosura de los miembros do sale: y cunde a lexos», «Petigo... linaje de sarna: empeyne».―

2 «Empéyne: the tetter or ringworme, the itch».―

3 Gall. expinxas ‘ronchas que nacen en los brazos’ (Sarm., CaG. 67r).―

4 «Impedigo: id est sicca scabies rotunda et aspera, dicitur vulgo sarmam [sic]».―

5 «Aqua maritima... diaforeticis quam maxime pendiginibus [impetiginibus en los mss. D y Th] adibetur. Tepida... prestolatur. Scavias, sernas et plurigines fomento adibita tollet», RF XIII, 179.―

6 Ernout-M. no ven claro el proceso semántico de la relación entre (IM)PETIGO y el lat. PETERE ‘dirigirse a’, ‘atacar’ (etimológicamente ‘caer encima’); Walde-H. tratan de explicarla semánticamente con una aproximada equivalencia alemana befall, es decir, más o menos ‘ataque’. Pero un nombre como ataque puede aplicarse a cualquiera enfermedad, ya que todas atacan al hombre; no es característico. Llamo la atención de los latinistas acerca de las citas de definiciones latinas que da Covarrubias, una de ellas del tratado en verso de Sereno Samónico (S. III: «Si vero vitium est, quod ducit ab impete nomen / hac matutina poteris cohibere saliva»), pero las más oportunas son anónimas: «foedatio cutis serpens cum pruritu... ab impetu nomen deductum», «petigo, quod vicina petat, sese late summa cute diffundens». Esto es lo característico del herpe o empeine, el extenderse paulatinamente alrededor, como rampando, lat. serpendo, de donde el nombre it. serpiggine y probablemente el cast. serpullido; de suerte que la derivación semántica de petere (o de su derivado impetus), en el sentido de quod vicina petit, parece segura. Ahora bien, la raíz indoeuropea pet- ‘caer’ tiene una variante ped- (scr. padyate, eslavón pad྿) que no es ajena al latín (vid. Ernout-M.).